Viaje en autocaravana por Portugal

Viaje por Portugal – Semana 1

Itinerario del viaje
Aveiro. Cais dos Moliceiros

Hoy vengo a compartir el viaje en autocaravana por Portugal que hicimos en las vacaciones de verano de 2021. Era el primer viaje largo con la Bicha y estabamos como locos de tirar hacia el norte e ir a Francia. Nos apasiona viajar en autocaravana por Francia. Pero estuvimos mirando con mucho detalle el tiempo que iba a hacer por Francia unos días antes de salir y era deprimente… mucha lluvia, muchos días, por todos los sitios.

Tocaba superar la decepción y buscar un destino alternativo, ya habría tiempo para rodar la Bicha más allá de los Pirineos. Revisando el mapa del tiempo Portugal prometía un tiempo sino muy bueno, por lo menos seco la mayor parte del tiempo. Así comenzó la primera aventura larga que tuvimos con la Bicha, y la verdad es que nos sorprendió. Lo bueno de los viajes a destinos no muy preparados es que el margen de sorpresa si encuentras sitios pintorescos es muy alto. Y eso nos pasó en este viaje.

Dejo por aquí una cancioncita para amenizar la lectura si te animas a seguir por aquí. Que grandes los Pixies.

Introducción

El viaje que voy a narrar no es el primero que hacíamos a Portugal. Ya habíamos estado en un viaje anterior en Lisboa y en el Algarve, y en otro posterior en Oporto. Eso unido a que había restricciones en el país debido a la pandemia de COVID-19 hizó que el viaje no fuera el típico, evitando grandes ciudades como Oporto y Lisboa (que ya conocemos) y centrándonos en lugares algo menos masificados. Un punto importante a tener en cuenta es que en este viaje en lugar de partir como siempre desde Madrid, partimos desde A Coruña. Tenemos familia en Ferrol y todos los veramos pasamos allí unos días. Por lo tanto los primeros días de viaje son por la costa de Galicia, viajando hacia el sur por la costa.
Como el caso de Oporto y Lisboa, las provincias de A Coruña y Pontevedra la conocemos bastante bien por lo que esta parte del viaje la hacemos de forma ligera, viendo cosas que no conocíamos o revisitando sitios que nos encantan. Como conocemos algunos sitios muy chulos y poco conocidos de Galicia he dedicado algo de tiempo en indicar algunos consejos en el mapa. Puesdes ir al mapa directamente pulsando en aquí.

Noche 1 – Pobra do Caramiñal

Fisterre

Partimos desde A Coruña (que ciudad más bonita: encantadora) con dirección a Fisterre que sería nuestra primera parada. Yo no había estado nunca y tenía ganas de visitarlo. Llegamos a medio día y aparcamos junto a la Igrexa de Santa María das Areas. Nos dirijimos hacia el centro del pueblo para buscar un sitio donde comer. Llegamos a la praia da Ribeira, una pequeña ensenada en el centro del pueblo con el Castelo de San Carlos a un lado. Entramos en uno de los restaurantes que rodean esta playa y la elección fué muy acertada. Comimos muy rico en el restaurante Restaurante La Bayonnaise 1803.

Después de comer nos dirigimos visitar el castillo, con unas vistas preciosas sobre el siempre bravo oceano Atlántico.

Queríamos visitar el faro del Cabo de Fisterra y el famoso Km 0 del Camino de Santiago y para ello nos montamos en la Bicha y nos dirigimos al aparcamieno de autocaravanas de Fisterra. Lo he marcado en el mapa porque es un sitio my chulo para hacer noche. En este viaje nosotros no lo hicimos, pero nos lo hemos dejado marcado para volver. Ojo, no tiene servicios.

Los orígenes de Finisterre se pierden en la oscuridad del tiempo, pero existen datos de su existencia por la singularidad geográfica de este enclave que atrajo la atención de los geógrafos e historiadores grecorromanos. Se puede mencionar un párrafo de Lucio Anneo Floro, de finales del s. I, en el que afirma que Décimo Junio Bruto, tras recorrer toda la costa del Océano como vencedor, no regresó hasta contemplar, no sin cierto horror y miedo de cometer un sacrilegio, como el sol se precipitaba en el mar y una llamarada salía de las aguas. Este espectáculo lo pudo haber visto desde el Monte del Cabo de Finisterre. Según cuenta la tradición, en este monte los romanos encontraron un altar al sol (Ara Solis) construido ahí por los pueblos que habitaron estas tierras antes de la romanización.

Castro de Baroña
Despues de disfrutar de las vistas y la brisa marina desde el Faro de Fisterra nos montamos en la Bicha y ponemos rumbo a Pobra Do Caramiñal pero recorriendo toda la Costa da Morte.
Eugenio Carré Aldao, hacia finales de la década de 1920, fue uno de los primeros en hacer alusión al nombre de «costa de la Muerte», que, según afirma, procede de una antigua leyenda documentada a mediados del siglo XVI, dramatizando todo lo comprendido geográficamente a la derecha de Finisterre, por su falta de constancia de navegabilidad.
Esta ruta la hice especialmente tranquilo y disfrutando la carretera, el mar, los paisajes. Ni que decir tiene que esta zona de Galicia es espectacular y merece un viaje específico para paladearlo como se merece. Nosotros queriamos hacer camino y solo planificamos una parada obligatoria para la tarde: el Castro de Baroña. A nosotros nos gusta mucho intercalar en los viajes muchas visitas a yacimientos arqueológicos e históricos, haciendo especial hincapié en castros, poblaciones romanas y villas romanas. Ese castro en concreto es un espectaculo en si mismo, no conocemos apenas nada de su historia ya que no hay ningún tipo de documento que haga referencia a este asentamiento pero el simple hecho de donde está enclavado le da una magia especial.
La cultura castrense gallega, que fue la que propició este tipo de asentamientos, surgió a finales de la edad de bronce e inicios de la edad de hierro, entre los siglos V y IV a. C. El Castro de Baroña estuvo habitado concretamente entre los siglos I a. C y el I d. C. Lo más curioso es que se situa en una pequeña península, un lugar con mucho encanto pero muy poco práctico para poblarlo ya que está lejos de las zonas de cultivo y de pastos para el ganado. ¿Por qué se asentaron allí? ¿Desterrados? ¿Protegiendose de quién? Probablemente nunca lo sabremos.
En esta segunda visita identifiqué algunos detalles en los que no reparé la primera vez que lo visité, cuando era joven y empezaba a descubriendo el mundo (jajajajaja). Visitando el Castro de Ulaca en Ávila (en este caso un castro vetón) me llamaron la atención algunas rocas que tenián en su superficie algunos agujeros y canales que los conectaban. Tuvimos la duda de si estos agujeros eran artificiales o si eran simplemente el efecto de la erosión sobre la roca. Mi teoría, viendo algunos altares de la edad de hierro, es que eran agujeros artificiales y que servían para derramar algún tipo de líquido (probablemente sangre de algún animal sacrificado) en ellos en algún tipo de ritual. Esta teoria se vió reforzada en el Castro de Baroña al identificar el mismo tipo de agujero y canales en la formación rocosa más alta del castro. Despúes de la visita al castro estuvimos un rato en la playita que hay al lado, mojamos los pies (hacía frio), y volvimos de regreso a la Bicha para poner rumbo al lugar donde ibamos a pernoctar ese día.
Pobra do Caramiñal
Después de un largo pero interesante día de viaje llegamos a nuestro destino del día, donde ibamos a hacer noche: Apartadiño Camper Park. Es un área de autocaravanas privada en Pobra do Caramiñal. El precio son 12 € con vaciado de aguas y llenado, la electricidad son 3 € más. Incluye además duchas, tiene una zona de barbacoas y permite sacar toldo y mesa y sillas. A algunos este tipo de áreas no les gusta y les parece caro, a nosotros en particular nos gustan si las instalaciones son correctas: el espacio donde aparcas no es muy pequeño, está nivelado y los servicios son correctos. En el caso de este área debemos decir que nos pareció excepcional, con parcelas amplias de hierba. Normalmente nos solemos duchar en la Bicha, pero en este caso me duché en las duchas del área muy a gusto. Respecto a Pobra, es un pueblo costero situado en la ría de Arousa, al igual que la Costa da Morte, la ría de Arousa merece un viaje particular. Es una gran ría famosa por su bateas de mejillones, y un lugar muy popular de veraneo en Galicia.

Noche 2 y 3 – Baiona

A la mañana siguiente desayunamos fuerte en la terraza del chalet . Recogemos, hacemos los servicios y ponemos rumbo al siguiente destino Baiona.
Combarro
De camino a Baiona hicimos alto en Combarro para visitarlo, es un pueblo pesquero de la ría de Pontevedra famoso por sus casas de pescadores, cruceiros y horreos al lado del mar. Tiene una zona de callejuelas muy bonito. Si no está muy saturado, en cuyo caso se puede hacer muy agobiante, es un pueblo altamente recomendable para visitar. En todos los albumes de nuestros viajes por Galicia hay muchas fotografías de cruceiros. Es un elemento cultural de Galicia que me atrae mucho por las leyendas que tienen a su alrededor.
Los cruceiros están muy ligados a la leyenda de la Santa Compaña. Se cuenta en Galicia que por la noche al andar por los caminos de Galicia puedes encontrarte con una procesión de muertos a la que se llama Santa Compaña. Hay muchas variaciones de la leyenda, pero la que a mi más me ha llegado es la que dice que el último procesionario lleva con él un candil. Si te encuentras una noche con la Santa Compaña eres condenado a procesionar con ellos por la eternidad. Al ser el último en unirte debes coger el candil y colocarte en última posición. Se habla de varias maneras de poder librarte de la Santa Compaña, pero la más segura es la de ponerte a rezar en un cruceiro. De ahí que casi todos los cruces de caminos de Galicia estén salpicados por cruceiros, ya que es en los cruces de caminos donde tienes más posibilidades de encontrarte con esta siniestra procesión.
Baiona
Cuando era niño estuvimos una semana de vacaciones familiares en Baiona, concretamente en el Camping Bayona Praia. Tenía muy buenos recuerdos y decidimos pasar un par de días en el camping para disfrutar de la playa, y poder sacar la mesa y las sillas. Además en el camping dejan usar barbacoa en tu parcela, siempre que podemos nos gusta disfrutar de una cena a la parrilla al aire libre. La barbacoa es un indispensable en el garaje de la Bicha. Pasamos dos días muy tranquilos de los que disfrutamos mucho. La playa del camping es tranquila para los niños y nos hizo un solazo increible. Justo al lado del camping pasa un carril bici que va hacia el paseo marítimo de Baiona y luego continua por la costa. Asi que aprovechamos estos días para sacar las bicis y disfrutar rodando al lado del mar. Baiona además es un sitio muy turístico y lo tienen muy bien arreglado, la verdad es que da gusto pasarse por el pueblo a disfrutarlo y tomar un helado en el paseo marítimo.

Noche 4 – Vila Praia de Âncora

Después de dos días de relax en Bainoa nos dispusimos a dar el salto a Portugal. Pero eso sería al final del día, antes teníamos que ver algunas cosas chulas en la frontera con Portugal.
Castro de Santa Tegra (La Guardia)
Pegado a la frontera con Portugal, que queda delimitada por el río Miño, hay un castro al que si te gustan este tipo de yacimientos es indispensable que lo visites si pasas cerca de aquí: el Castro de Santa Tegra. El castro se encuentra en la localidad fronteriza de La Guardia, al sur del pueblo y sobre el monte de Santa Tegra, a 341 m de altitud. Se sube a través de una empinada pero cuidada carretera. El acceso al monte tiene un precio de 4 € (para autocaravanas) y puedes aparcar en los aparcamientos habilitados para los visitantes. Con la entrada tienes libre movimiento para visitar el castro y la capilla de Santa Tegra, así como los miradores que hay por todo el monte. Nosotros aparcamos y decidimos visitar inicialmente el castro, que se encuentra más o menos a nivel del aparcamiento. El castro esta bien conservado (o restaurado) y tiene dos zonas, la mayor al norte de la casa forestal y otra un poco menor hacia el sureste de la casa forestal. En la zona principal hay una casa totalmente restaurada que te da una idea de como podría ser el castro en su máximo esplendor. A diferencia del Castro de Baroña del que he hablado aquí en esta misma entrada, este si que fue un asentamiento galaico que duró bastante tiempo y que pudo ser considerado una ciudad en su época.
En contra de que está muy extendido que Galicia tiene influencias celtas la realidad es que los pueblos que la habitaron en la antigüedad no eran celtas, sino los pueblos llamados galaicos que dieron lugar a la cultura castrense, que dieron lugar a los poblados que podemos ver en los tipicos castros gallegos con casas redondas u ovaladas. Si que hubo algunos asentamientos celtas en Galicia, pero menores y ni mucho menos fueron el tipo de población predominante, cosa que si pasó en otras zonas de la península como la tribu celta de los vetones. El castro de Santa Tegra fue un asentamiento que llegó a albergar entre 3.000 y 5.000 personas entre el s I a.C y el II. d.C. Esto es una población considerable para esas fechas y nos hace una idea de la importancia que llegó a tener. Estaba situado sobre un monte que domina la desembocadura del río Miño y debió ser un puesto comercial muy importante en su época. La desaparición del castro se relaciona casi con total seguridad a un proceso de romanización de su población.
Después de visitar el castro dirigimos nuestros pasos hacia la capilla de Santa Tegra, construida en el siglo XI. La subida andando se hace a través de un curioso camino plagado de cruces, un Vía Crucis bastante curioso, en el que todos los 23 de septiembre se hace una procesión. Delante de la ermita se levanta un majestuoso cruceiro del siglo XVI. Ya he hablado en esta entrada de los cruceiros y su legendaria relación con la Santa Compaña. Desde la ermita puedes continuar andando a los miradores desde donde hay unas preciosas vistas al océano Atlántico y a la desembocadura del río Miño.
Tui
Después de la interesante visita a Santa Tegra ponemos a la Bicha rumbo a Tui, última parada en España antes de saltar a Portugal. Lo haremos por el puente que hay sobre el Miño en Tui. Tui es un pueblo a la ribera del río Miño. Tiene como curiosidad que en el otro lado del Miño está el pueblo portugués de Valença, y juntos forman lo que se demonina una eurociudad como muestra de cooperación e integración entre ambas localidades Su casco histórico es pintoresco y merece un paseo, destacando la Catedral de Santa María de Tui, con su precioso claustro y unas vistas encantadoras al rio Miño. Después de la visita ponemos rumbo a Portugal y el primer lugar donde pernoctaremos. Salimos de Tui y cruzamos el Miño por el puente de la A-55, pasando a Portugal a primera hora de la tarde. Hemos visto un camping al lado de un arroyo buscando por internet en Âncora: Park Camping Paço. Es un camping pequeñito, con un molino de piedra restaurado que hace las veces de sala de juego. Estaba prácticamente vacío y la verdad es que va muy justito. Ni se nos ocurrió usar los baños. Pero de precio era muy ajustado por lo que no hay queja. Nos acomodamos y nos fuimos a dar una vuelta a la playa con las bicis. Hacía mucho viento (una constante en todo el viaje) y costaba hasta peladear, así que el paseo no fue muy largo, 10 Km y a recogerse. Cenamos, nos duchamos y a dormir.

Noche 5 – Costa Nova

Guimaraes
Al día siguiente madrugamos, desayunamos y mientras Rocío recoge por dentro yo dejo todo el maletero bien ordenado y con las bicis colocadas y los servicios hechos. Queríamos salir pronto porque teníamos casi 100 km hasta nuestro siguiente destino: Guimaraes.
Se dice que en Guimaraes nacío Portugal: «El nacimiento del Reino de Portugal se produjo en 1139 cuando el conde Alfonso Henríquez del Condado Portucalense comenzó a titularse «rey». La independencia del Reino de Portugal respecto del Reino de León se consolidó en 1179 cuando el papado reconoció a Alfonso Henríquez como rey en la bula Manifestis Probatum».
Llegamos a Guimaraes a media mañana, aparcamos cerca del centro en una zona de parking regulado sin mayor problema. Pusimos rumbo al Palacio de los duques de Braganza. El Palacio está restaurado y es un museo con un coste de 5 €, puedes combinar la visita con el castillo de Guimaraes por 2 € más. El palacio fue construido en 1420 y la visita es muy interesante, a nosotros nos gustó mucho. El castillo en cambio es curioso sin más. Al salir del castillo nos dirigimos al centro buscando un sitio donde comer. En Portugal tienen un horario más europeo que en España y es algo a tener en cuenta cuando viajas por el país. No te puedes despistar si necesitas comer fuera porque te puedes llevar una sorpresa y quedarte sin comer. De casualidad paseando por el centro encontramos el restaurante Révés, nos llamó la atención y entramos a ver si teniamos suerte y había mesa libre. Bingo, tenían mesa en la terraza. Muy bien decorada, con plantas y árboles y muy agradable. La comida muy buena. Acierto no planificado. Después de comer con cierta prisa ya que nos caducaba el ticket del parking, salimos del restaurante y dimos un paseo por el centro. Cogimos la Bicha y nos dispusimos a ver la forma de ir al Santuario da Penha. Hay un teleférico que te sube al santuario, y lo normal es subir en el teléferico. Nosotros como tenemos ese punto de locos (que nos hace de vez en cuando hacer viajes de locura), lo hicismo al revés. Nos dirigimos a la estación del teleférico para aparcar y subir, pero no nos gustaba mucho la zona, no nos sentíamos a gusto dejando la Bicha allí, llámalo intuición. Si estás leyendo esto y viajas en autocaravana, sabes de lo que te hablo, a nosotros nos ha pasado varias veces y nos gusta fiarnos de esos instintos, aunque sea para no amargarte el rato con el run run de si has hecho bien dejando ahí ese vehículo que quieres tanto y que es tu casa. El caso es que nos liamos a dar vueltas alrededor de la zona donde está la estación de abajo del teléferico y cuando nos dimos cuenta estábamos en plena subida a la colina donde se situa el santuario. Sin quererlo ni buscarlo fue la primera subida en condiciones que le metimos la Bicha: la primera de muchas. Ya con el tiempo se ha hecho un clásico y unas veces conscientemente y otras de forma inconsciente nos encontramos en momentos de puertos de carreteras estrechas, y siempre la frase que decimos de forma conjunta es la misma: ¡qué nos gusta un puerto! Al final sin haberlo planificado acabamos aparcando justo al lado del santuario. A nosotros lo que más nos llamó la atención fueron las vistas, se ve Guimaraes como si se tratara de un mapa. Para terminar la locura Martín tenía ganas de montar en el teleférico e hicimos el viaje al revés, de arriba para abajo y vuelta…
Teleferico Santuario de Penha
Una vez arriba de nuevo compramos algo de fruta en un puesto que había al lado del santuario y nos encaminarnos al lugar donde ibamos a dormir ese día. Al día siguiente queríamos visitar Aveiro y buscamos un lugar para pernoctar en la playa no lejos de Aveiro. En Park4Night vimos un sitio en un lugar llamado Costa Nova, y allí nos dirigimos. Una vez llegamos el lugar no erá más que un parking de playa en una pequeña ciudad costera. Había más autocaravanas y no había servicios, pero como ibamos con agua a tope y los depositos limpios fue un lugar correcto para dormir. En el mapa de ruta del viaje que podeis ver al final del post os he indicado lugares para dormir incluido este. Dimos una vuelta por la playa antes de cenar, y aunque el tiempo estaba revuelto porque hacia mucho viento y no demasiado calor (recordad que en Francia estaban cayendo chuzos de punta), vimos una puesta de sol preciosa y hasta nos tomamos un mojito en un chiringuito muy agradable. Otra cosa que nos dimos cuenta aquí, aunque ya lo supieramos de viajes anteriores siempre te sorprende cuando vuelves, es lo bravo que es el Oceano Atlántico en Portugal, y eso que estamos acostumbrados a veranear en Galicia y viajamos mucho al norte de España.
Aveiro
Al día siguiente nos levantamos con mucha energía. Tocaba visitar la Venecia portuguesa: Aveiro. Buscamos un buen sitio donde dejar a la Bicha mientras visitabamos la ciudad y lo encontramos. Al lado de la Antiga Fábrica Jerónimo Pereira Campos hay una zona para aparcar sin ningún tipo de problema. Además al lado hay un descampado en el que también se puede aparcar. Nosotros decidimos aparcar en el descampado para no molestar ocupando acera invadiendola con el culo de la autocaravana. Aparcar en esta zona nos dió sensación de seguridad es un lugar con mucho tránsito y un espacio abierto.
Una de las mayores ventajas de aparcar aquí es que es el inicio del canal que recorre el centro de Aveiro y donde comienzan los tours en barco moliceiro. Altamente recomendable esta actividad para conocer la ciudad en un agradable paseo en barco. Además durante el viaje te cuentan la historia de la ciudad, las curiosas embarcaciones en las que viajas y las salinas.
Así que pillamos tickets para el barco molineiro y sin tener que esperar mucho nos embarcamos para ir al centro de la ciudad navegando por los canales. El paseo nos resultó encantador, y el pueblo es precioso. Nos bajamos del barco cerca del centro y nos dispusimos a recorrerla esta vez a pie. Se acercaba la hora de comer y ya íbamos echando un ojo a los restaurantes. Ojo en Aveiro, hay bastante turismo y los restaurantes se llenan en un abrir y cerrar de ojos. Recordad además que en Portugal el horario de comidas es como el resto de Europa y a las 12:30 ya puedes ver a gente que se sienta a comer. Nosotros tuvimos suerte y comimos en un restaurante de pescados bastante bien y barato. Bacalao y sardinas. Aprovechamos que vimos una tienda de vinos con muy buena pinta y compramos un par de vinos para llevar en la Bicha para alguna comida o alguna cena en la que pudieramos sacar la mesa y las sillas. Desde aquí regresamos paseando al lado del canal disfrutando de esta preciosa ciudad. Queríamos coger la Bicha y buscar un lugar para pernoctar al lado de una playa y disfrutar de una tarde de playa. Lo encontramos no muy lejos de Aveiro, concretamente en Parque de Caravanas/Autocaravanas – Vaga Splash, que se encuentra en el sur de Aveiro, entre la ria y la playa. El área se encuentra en el recinto de un pequeño parque acuático y detrás de una gran duna de arena de la playa. Un sitio ideal para relajarse y disfrutar. Aparcamos y reservamos pan y unos bollos para el desayuno. Estuvimos un rato en el parque acuático, y el resto de la tarde en la playa. No he dicho bañándonos en la playa porque el océano estaba enfadado y el oleaje daba bastante respeto.

Noche 7 y 8 – Nazaré

Nazaré
A la mañana siguiente nos levantamos con calma. Ese día íbamos dirección a Nazaré: habíamos reservado un par de noches en un resort con plazas para autocaravanas. Queríamos dar un descanso a Martín y pasar un par de días relajados de piscina y disfrutar del aire libre con la silla, mesa y barbacoa. El resort habíamos visto que tenía unos toboganes de agua con muy buena pinta y queríamos que Martín tuviera sus días de disfrute solo para él.
El resort en concreto era el Ohai Nazaré Outdoor Resort. Está situado en un gran pinar, muy bien cuidado y tiene un par de piscinas (más bien pequeñas): una con un recinto de toboganes y otra con arena de playa y containers a modo de bañeras.
Se nota que debía ser un camping hace años y que se reconvirtieron poniendo en las parcelas bungalows con porche y una pequeña barbacoa. El  complejo en sí está bien porque está muy bien cuidado. Sin embargo las instalaciones de ocio se quedan un poco pequeñas. Al estar en plena pandemia para ir a las piscinas tenias que reservar turno, y de esta forma no estaba muy masificado, pero en otra época de libre acceso tiene pinta de ser agobiante. La zona de autocaravanas es pequeña, tiene pocas plazas, pero son amplias y con un baño exclusivo para las autocaravanas muy cuidado. Además tienes toma de agua en la parcela. La restauración es evitable. El primer día que llegamos justo a la hora de la comida fuimos a comer al restaurante para que no se nos hiciera muy tarde: nos lo podríamos haber ahorrado. En general los dos días en el resort fueron agradables y Martín disfrutó mucho, pero el precio que pagas nos pareció excesivo. Por ese precio esperabamos algo más. Respecto a Nazaré es bastante turístico, pero no deja de ser bonito. Además tiene la curiosidad del mirador desde el famoso faro donde se pueden divisar las olas gigantescas de la praia norte. Hay por internet múltiples fotos de olas gigantes que parece van a engullir al faro (con truco óptico y de perspectiva).
Nazaré era un pueblo pesquero que se hizo famoso en 2011 cuando surgió del océano una ola gigante de 24 m. Cualquiera hubiera huido ante semejante monstruo. Pero la leyenda del surf Garret McNamara la cabalgó y convirtió esta localidad pesquera en uno de la capital del surf de las olas gigantes. El secreto de estas olas está en la curiosa geografía del fondo marino. Al lado de Nazaré hay un cañon submarino que encañona las fuertes corrientes del oceano. Este fenómeno se ve potenciado en determinadas épocas del año en las que hay unas mareas concretas y el resultado son estas paredes de agua tan espectaculares.

São Martinho do Porto
Uno de los días que estuvimos en Nazaré aprovechamos una tarde para acercarnos a São Martinho do Porto. Es un pueblo situado en una pequeña bahía rodeada de una playa. Es un lugar bastante chulo y promete ser un sitio ideal para pasar un día de playa donde puedan disfrutar los peques, ya que la bravura del océano no se hace notar tanto aquí. Por desgracia el día que fuimos nosotros hizo un poco de frío y quedo algo deslucido. Aún así, nos gustó bastante.

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